Decía Pablo Neruda que él no llevaba un dogma debajo del brazo para tirárselo a la cabeza a nadie. La derecha no lee a Pablo Neruda, está claro. Están tan rellenos de dogmas, que dan ganas de comérselos. Uno de sus sofismas más cacareado es aquel que defiende que el crecimiento económico precisa de una reforma laboral, mentira que se ha desmontado por sí sola años después, cuando comprobamos que, efectívamente ha habido un crecimiento, el de los beneficios de los bancos y las grandes empresas a costa del abaratamiento del despido, o directamente el despido libre. Si ustedes quieren contrastar lo que la derecha nos vende, hagan una cosa: apunten la retahíla de fantasías que a diario recitan los gobernantes como logros conseguidos estos tres últimos años, luego, sin soltar el papel, visiten a media docena de vecinos, familiares o amigos, y pídanle opinión sobre lo dicho por nuestros gobernantes. Ni una coincidencia, ¿verdad?
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